¿Qué es la metacognición pedagógica?
La metacognición pedagógica es un método de enseñanza que se basa en la metacognición. ¿Y qué es la metacognición? Se trata de la percepción que tiene el/la alumno/a de su propio conocimiento y aprendizaje. Este enfoque va de la mano de la autoconfianza. Cuanto más seguros de sí mismos sean los alumnos, mayor será su éxito académico al estar más capacitados para visualizar los métodos de razonamiento que utilizan y poder aprender más fácilmente.
En la práctica, este enfoque consiste en pedir a los alumnos que describan los procesos de aprendizaje que siguen para que sean más conscientes de ellos. Los alumnos con dificultades son incapaces de comprender qué es lo que falla en su forma de trabajar. Y ahí es donde entra en juego la metacognición pedagógica. Según Christelle Dubois, estudiante de máster en la Universidad de Rouen (Ciencias de la Educación), el objetivo sería «aprender a aprender».
Características de la metacognición pedagógica
La metacognición pedagógica puede aplicarse siguiendo dos criterios:
- Interacción: los alumnos interactúan y se comunican entre sí o con el profesor.
- Autoaprendizaje: los alumnos adquieren competencias utilizando sus propios recursos.
La metacognición pedagógica consiste en enseñar a los alumnos a:
- Observar
- Focalizar su atención
- Gestionar sus emociones
- Razonar
- Entender
- Aprender
Esto puede lograrse mediante pequeños ejercicios, acompañados de una explicación, por ejemplo, de las distintas memorias y la manera de ejercitarlas.
Ventajas e inconvenientes de la metacognición pedagógica
La metacognición pedagógica es, ante todo, una forma de descubrirse a uno/a mismo/a. Será útil para los alumnos en todos los ámbitos de sus vidas, ya que las personas en edad activa necesitan seguir formándose periódicamente.
Por otra parte, esta metodología hace que la memorización sea más eficaz y la reflexión más profunda.
Así las cosas, no existe ninguna razón para no recurrir a metacognición pedagógica, puesto que se trata de un método de enseñanza que beneficia a todo el mundo, sea cual sea su edad o nivel de estudios.
Los docentes pueden plantear preguntas al alumnado para ayudar a que este tome conciencia de sus propios mecanismos de pensamiento:
- ¡Bien hecho!, ¡lo has conseguido! ¿Sabes cómo lo has hecho? ¿En qué has pensado para alcanzar este resultado?
- ¿Qué pasos te han hecho sentirte seguro/a y cuáles te han hecho dudar de ti mismo/a?
- ¿Qué conocimientos has necesitado para conseguirlo?
- ¿Podrías haberlo hecho de otra manera?
En función de las respuestas de los alumnos, los profesores les propondrán ideas para afinar su razonamiento.